miércoles, 13 de julio de 2011

EDAD CONTEMPORÁNEA: PRIMERA MITAD DEL SIGLO XIX

EL ROMANTICISMO. POESÍA ROMÁNTICA. NOVELA HISTÓRICA. EDGAR ALLAN POE Y LA NARRATIVA ESTADOUNIDENSE

El Romanticismo


Plaza del mercado de Herrenberg (Suabia, cerca de Stuttgart).- Foto mía
        Sí, amigos -y amigas-. Poquito a poco hemos llegado a la Edad Contemporánea: finales del siglo XVIII y comienzos del XIX. Ha tenido ya lugar la Revolución Francesa (1769), y la forma de pensar de los individuos ha cambiado radicalmente. Nos encontramos, pues, ante otro movimiento pendular, tan característico en la literatura y las artes, en general.  Sin embargo, un anuncio de ello se veía ya a finales del siglo XVIII en Alemania, donde la Ilustración tuvo mucho éxito, pero comenzó a decaer pronto y ser sustituída por un nuevo momento llamado Sturm und Drang (="Tormenta y empuje"):
(Debes leer concienzudamente el enlace; fíjate en el Himno a la alegría, de Schiller, musicado por Beethoven, que es el actual himno de la Unión Europea. En cuanto a Don Carlo, Giuseppe Verdi lo tomó como libreto para su famosa ópera de igual título).
      Ahora bien, de la Ilustración queda el carácter universal y el intercambio artístico y cultural entre los pueblos. Así pues, el Romanticismo comienza en Alemania, con Goethe y las dos generaciones románticas: http://www.kalipedia.com/literatura-universal/tema/literatura-romantica/romanticismo-aleman.html?x=20070418klplylliu_123.Kes
 http://www.kalipedia.com/literatura-universal/tema/literatura-romantica/fausto-goethe.html?x=20080401klplylliu_7.Kes (Interesante porque trata Fausto). Por otra parte, también debemos tener en cuenta el trabajo de recopilación del folklore popular, al que tantos esfuerzos dedicarán los hermanos Grimm.
    
Paisaje escocés, que resume las esencias románticas
     El Romanticismo no será solo  un fenómeno literario, sino que abarca todos los aspectos de la cultura de la época, porque consiste en una especial actitud frente a la vida. De ahí que deba hablarse de la psicología del hombre romántico antes de entrar en el estilo de su producción estética.
  Sus rasgos principales son los siguientes:
  •  El espíritu individualista. El Romanticismo equivale a la rebelión del individuo, a la violenta exaltación de la propia personalidad. El "yo", al que ahora se le tributa un culto frenético, constituye el máximo objetivo de toda la vida espiritual. El mundo externo apenas conserva otro valor que el de mera proyección subjetiva.
  • El aislamiento y la soledad , temas básicos del Romanticismo. El individualismo está marcado sobre todo por la conciencia aguda y dolorosa de la propia personalidad, de ser distinto de los demás, que en ciertos casos incluso deriva en un sentimiento de superioridad. Los sentimientos expresados en las obras románticas son los de sus creadores, quienes expresan su insatisfacción con el mundo, su ansia de infinito, su búsqueda del absoluto, su amor apasionado, su deseo vehemente de libertad, sus estados de ánimo, . Por este motivo la poesía lírica o la música son a lo largo de todo el siglo XIX las artes supremas.
  • El ansia de libertad : El ya mencionado individualismo del hombre romántico produce en él una protesta contra las trabas que hasta entonces tenían cohibido su espíritu, lo cual deriva consiguientemente en un ansia de libertad que se refleja en todas las manifestaciones de la época: el arte, la literatura, la música, la industria, el comercio, la conciencia,...
  • Irracionalismo: Los románticos rechazan la razón y todo lo racional. Sus temas preferidos están relacionados con lo sobrenatural, la magia y el misterio. A estos románticos les falta un pensamiento sistemático y coherente; no comprenden ni interpretan el mundo de una forma global.
  • Subjetivismo: En el romanticismo se le concede una gran importancia a las emociones, los sueños o las fantasías. Como formas de conocimientos principales se aceptan la intuición, la imaginación y el instinto; es decir, impulsos no racionales, marcados por los sentimientos. La pasión se considera una fuerza superior a la razón.
  • El espíritu idealista : Los románticos sienten una gran predilección por lo absoluto, lo ideal, en conexión con la filosofía idealista, esencialmente alemana, que se impone con fuerza en toda Europa durante la primera mitad del siglo. Por este motivo buscan desesperadamente la perfección. 
  • Angustia metafísica : Al haber perdido la confianza en la razón, el ser romántico es por naturaleza alguien inseguro e insatisfecho, lo cual da lugar a la desazón vital romántica. El romántico siente la vida como un problema insoluble. Su instinto le denuncia la existencia de fuerzas sobrenaturales que escapan a todo conocimiento racional y una invencible angustia sobrecoge su ánimo. Se sabe víctima de un ciego Destino sin justificación lógica e increpa a la Naturaleza, que contempla impasible su dolor. La idea de infinito preside su vida; de ahí su inquietud febril y su terrible desequilibrio. Este aspecto es, sin embargo, también motor de la creación artística en la búsqueda constante del romántico de respuestas y soluciones a las dudas y problemas que se plantean.
  • Evasión: Otro tema importante en el Romanticismo es el del desengaño que deriva del choque entre el yo hipertrofiado romántico y la realidad prosaica y gris que no da satisfacción a sus anhelos e ideales. El romántico se encuentra con que la realidad no responde a sus ilusiones. Este hecho lleva al hombre romántico, falto de serenidad para aceptar su ambiente, a un violento enfrentamiento con el mundo y a rebelarse contra todas las normas morales, sociales, políticas o religiosas.
  • Nacionalismo: En el Romanticismo aparece una cierta obsesión por buscar las raíces de cada pueblo en su historia, en su literatura, en su cultura: lengua, costumbres, folclore, etc. Así se comprende la revitalización de los antiguos poemas épicos y de las leyendas y tradiciones locales. Es evidente que estas ideas románicas se oponen frontalmente al espíritu universalista de la Ilustración.
Monumento a Walter Scott en Edimburgo (Escocia).- Foto mía
      Primera pregunta: ¿Cuál es el castillo que figura arriba?
     Segunda pregunta: ¿En qué película sale ese castillo?
    Tercera pregunta: ¿Quién es el  actor protagonista de esa película? Pista: es escocés, y ejerce de ello.
     Cuarta pregunta: ¿Y la actriz, quién es?


  El Romanticismo pronto se extenderá a otros países europeos, sobre todo a Inglaterra,  otra de las cunas del Romanticismo, donde ya había habido una fuerte impronta del Prerromanticismo  -por ejemplo, la "sensibilidad" de Jane Austen- (http://www.kalipedia.com/literatura-universal/tema/literatura-romantica/romanticismo-ingles.html?x=20070418klplylliu_128.Kes). Igual que ocurrió en Alemania, aquí también la lírica tuvo muchísimo éxito, de la mano de Byron, Shelley y Keats, que fueron modelo para la lírica romántica de otro países europeos:  http://www.kalipedia.com/literatura-universal/tema/literatura-romantica/grandes-poetas.html?x=20070418klplylliu_128.Kes&ap=1.
  
       Por otra parte, característica y novedosa del Romanticismo inglés es la novela histórica, de la que Walter Scott fue un destacadísimo representante (Aquí puedes leer un fragmento de Ivanhoe, novela tantas veces llevada al cine). Supuso una nueva forma de enfocar el espíritu romántico, basándose en la tradición y en lo local, que tuvo gran calado sobre todo en Francia, con Georges Sand (seudónimo de Aurore Dupin, quien fue amante del músico Chopin) y el magnífico Victor Hugo, autor de obras tan conocidas como Los miserables o Nuestra Señora de París:
http://www.kalipedia.com/literatura-universal/tema/literatura-romantica/romanticismo-francia-italia.html?x=20070418klplylliu_135.Kes 

     El espíritu romántico y el Romanticismo los puedes ver condensados en el siguiente vídeo:




 Por otra parte,  aquí tienes otro enlace para repasar el Romanticismo:
http://www.hiru.com/literatura/el-romanticismo-ingles-y-frances





Del Romanticismo al Realismo: el cuento (norteamericano) y Edgar Allan Poe

     Ya hemos mencionado, a propósito de la Ilustración, la independencia de las colonias americanas. Sin embargo, en el plano estético siguieron las tendencias de Europa, que constituía su metrópoli. En el caso concreto de los Estados Unidos, su literatura gozará de una gran vitalidad desde los comienzos del siglo XIX, como podréis ver en el siguiente enlace:
   
         Con respecto al cuento en el siglo XIX, podemos señalar lo siguiente. En este período, el más prolífico en cuanto a obra breve fantástica y de terror, podemos hacer distinción entre tres tipos de obras diferenciadas:
-En primer lugar, las narraciones de Edgar Allan Poe, que merecen una clasificación para sí solas debido a su excepcionalidad por lo referente a temas tratados, recursos utilizados y calidad de las obras. Poe, aún muy influenciado por el romanticismo, tiene cuentos en que se narran relaciones amorosas con cierto aspecto tormentoso e incluso terrorífico, pero sus más característicos trabajos son aquellos que desarrollan temas tan grotescos que no volverán a ser tratados con tal intensidad hasta el terror materialista de Lovecraft y demás autores afines. Cuentos que se centran en la parte morbosa de la muerte, la corrupción, la putrefacción y relatos que desarrollan sus argumentos de una forma extremadamente atroz sitúan a Poe fuera de la corriente principal de este siglo.
-Sin embargo, la corriente más desarrollada y popular durante este período es, sin duda, la ghost story inglesa. Estas narraciones tienen como elemento terrorífico principal la presencia de un fantasma. Son relatos derivados de la novela gótica y conservan su ambiente cerrado y oscuro. La historia de fantasmas es el subgénero más popular de las narraciones fantásticas, pero en muchos casos también el de menos calidad literaria y el de menos originalidad argumental. Los autores más importantes de este subgénero, que consiguieron llevarlo hasta las cimas del éxito, fueron J. Sheridan Le Fanu y M. R. James, entre otros.
-La otra corriente totalmente distinta de las otras dos es la representada por los cuentos de Maupassant. Cuentos centrados en el hombre, y en sus miedos y obsesiones. La demencia del autor francés le dio la capacidad de sumergirse en la debilidad de la mente humana, la fragilidad de la racionalidad y las consecuencias de su pérdida. Por otro lado, Maupassant también creó algunas narraciones fantásticas, pero siempre centradas en elementos humanos.    
Los músicos cantores de Bremen (Riga, Letonia).- Foto mía
   El cuento fantástico nace entre los siglos XVIII y XIX con el romanticismo alemán sobre el mismo terreno que la especulación filosófica: su tema es la relación entre la realidad del mundo que habitamos y conocemos a través de la percepción, y la realidad del mundo del pensamiento que habita en nosotros y nos dirige. La esencia de la literatura fantástica es el problema de la realidad de lo que se ve: caras extraordinarias que tal vez son alucinaciones proyectadas por nuestra mente; cosas corrientes que tal vez esconden bajo la apariencia más banal una segunda naturaleza inquietante.
  Ya en la segunda mitad del XVIII la novela «gótica» inglesa había explorado un repertorio de motivos, de ambientes y de efectos (sobre todo macabros, crueles y pavorosos) que los escritores del Romanticismo emplearon profusamente. Y el componente francés aparece como esencial desde el primer momento. La herencia que el siglo XVIII francés deja al cuento fantástico del Romanticismo es de dos tipos: por un lado, la pompa espectacular del «cuento maravilloso» (del féerique de la corte de Luis XIV a las fantasmagorías orientales de Las mil y una noches descubiertas y traducidas por Galland) y, por otro, el estilo lineal, directo y cortante del «cuento filosófico» volteriano, donde nada es gratuito y todo tiende a un fin.
       Inglaterra pone un especial placer intelectual en jugar con lo macabro y lo terrible: el ejemplo más famoso es el Frankenstein de Mary Shelley. El patetismo y el humor de la novela victoriana dejan cierto margen para que siga actuando la imaginación «negra», «gótica», con renovado espíritu: nacen los cuentos de fantasmas, cuyos autores acaso hacen gala de un guiño irónico pero, mientras tanto, ponen sobre el tapete algo de sí mismos, una verdad interior que no aparecerá en los manierismos del género. La propensión de Dickens por lo grotesco y macabro no sólo tiene cabida en sus grandes novelas, sino también en sus producciones menores, tales como las fábulas navideñas y las historias de fantasmas. 
       Si en la mayor parte de los casos la imaginación romántica crea en torno a sí un espacio poblado de apariciones visionarias, existe también el cuento fantástico en el que lo sobrenatural es invisible, más que verse se siente, entra a formar parte de una dimensión interior, como estado de ánimo o como conjetura. La ejemplificación más clara de estas dos direcciones podemos encontrarla en Poe. Sus cuentos más típicos son aquellos en los que una muerta vestida de blanco y ensangrentada sale del féretro en una casa oscura cuyo fastuoso mobiliario respira un aire de disolución. "La caída de la casa Usher" constituye la más rica elaboración de este tipo. Pero tomemos "El corazón revelador": las sugestiones visuales, reducidas al mínimo, se han concentrado en un ojo abierto de par en par en la oscuridad, y toda la tensión se centra en el monólogo del asesino.
     A finales de siglo, sobre todo en Inglaterra, se abren los caminos que serán recorridos por el género fantástico en el siglo XX. Es en Inglaterra donde se perfila un tipo de escritor refinado al que le gusta disfrazarse de escritor popular, y su disfraz tiene éxito porque no lo emplea con condescendencia, sino con desenfado y empeño profesional, y esto es sólo posible cuando se sabe que sin la técnica del oficio no hay sabiduría artística que valga. R. L. Stevenson es el más feliz ejemplo de esta disposición de ánimo; pero junto a él debemos considerar dos casos extraordinarios de genialidad inventiva, así como de dominio del oficio: Kipling y Wells. 

Edgar Allan Poe (1809-1849)
 
Paisaje de Nueva Inglaterra (Estados Unidos)
       Por fin estamos en América, donde esperamos hacer las propias, en la primera mitad del siglo XIX. La invención de la máquina de vapor en ese siglo hizo que las distancias entre Europa y el Nuevo Mundo resultasen más cortas. De ese modo, los movimientos estéticos y culturales llegaron con mayor rapidez.
    Vamos a comenzar nuestro particular "sueño americano" (american dream) en Estados Unidos, con Edgar Allan Poe, representante de la costa este. Aquí tienes un enlace hacia la biografía, de este autor, muy en consonancia con el espíritu romántico que hemos analizado. De hecho, podríamos hablar de él como uno de los autores "malditos", a lo que tanto nos va a acostumbrar la narrativa estadounidense:
 http://www.epdlp.com/escritor.php?id=2152
      Por otra parte,puedes ver aquí su vida ejemplificada en este vídeo:



     Como podrás ver, partiendo del Romanticismo llega a unas posiciones particulares, donde no falta un regusto de novela policíaca y de scomplejo de superioridad hacia el lector.
    Estos otros enlaces conducen a muchas obras de Edgar Allan Poe. El fundamental es el segundo, donde puedes leer todos los cuentos que entran en Selectividad, que son: "Descenso al Maelstrón", "El barril de amontillado", "El corazón delator", "El misterio de Marie Rôget", "El pozo y el péndulo", "El retrato oval", "La caída de la casa Usher" y "Berenice":

  Aquí tenéis vídeos de diferentes cuentos (de los obligatorios): "Berenice", "El pozo y el péndulo", "El corazón delator" y "El barril del amontillado". Os recomiendo que los veáis después de haberos leído los textos. Los dos últimos vídeos están en inglés, lo que no deja de tener su encanto, con subtítulos en español:









 

     

2 comentarios:

  1. Se trata del castillo de Eilean Donan que aparece en la película de Braveheart, cuyo actor escocés es Ian Bannen y la actriz Shophie Marceau.

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    1. Habéis acertado también. Sin embargo, yo proponía algo más fácil: se trataba de "La trampa" ("Entrapment", 1999), protagonizada por Sean Connery -sin ninguna duda, escocés de pura cepa- y Catherine Z-Jones.

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